Prólogo

 Prólogo

(Mons. Jorge A. Quintero)

Desde el corazón y con espíritu agradecido al hermano y amigo el Padre Chuy, el Pbro. Daniel Albarrán Uzcátegui, sacerdote del presbiterio de la Diócesis de Barcelona, escribe este libro, conociendo por su amistad y cercanía a Chuy, y en memoria del hermano humilde y servicial lo titula: "El hombre que no tenía apuros"

En estas páginas se contiene para el recuerdo y la perpetuidad lo que fue el sacerdocio de Chuy; su muerte, nos dice el autor: "despertó el hecho de sentir que lo queríamos y no sabíamos cuánto. Y lo lloramos"

Al leer cada capítulo nos encontramos con la vida humilde y servicial del sacerdote que vivió sin apuros, su entrega alegre y generosa, a su manera y en su tiempo. El autor nos recuerda la frase que usaba para todo: "No os preocupéis", invitando a confiarse y abandonarse en la Providencia.

Estas letras escritas con el corazón, nos hacen ver la vida con espíritu de fe, como nos lo enseña san Pablo a los romanos: "En realidad ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Y tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor (14:7-8).

Invito a quienes lean estos capítulos a tener una mirada de fe, en el Dios de la vida; que Él nos bendiga siempre con muchas y santas vocaciones, y que nuestro hermano y amigo Chuy sea nuestro intercesor, para que, sin prisa, pero confiadamente alcancemos el gozo de los hijos de Dios.

Sirvan estas letras, para imprimir el libro en memoria del sacerdote que no tenía prisa, y se ganó el cariño y el respeto de muchos. Mi agradecimiento y reconocimiento al Padre Daniel Albarrán por recordarnos con su lenguaje sencillo y ameno al hermano y amigo, al hombre sin apuros: CHUY.

Barcelona, octubre de 2021

+ Jorge Aníbal Quintero

Obispo de Barcelona


Comentarios

  1. Deja ver en sus letras que el Sr. Obispo admite la posibilidad de la santidad del Padre Chuy...que porque no reconocer que por su vida, por sus acciones y su profunda fe en Dios y en su Iglesia...ya lo era, y hoy bien puede interceder ante Dios por quienes lo invocan. Pero ha de ser como Dios lo quiera...y sin apuros..cómo su vida sin apuros.

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